lunes, septiembre 10, 2007

De los valores

Existe un tipo especial de creencias que nos permiten distinguir lo que creemos bueno de lo que creemos malo, lo que creemos posible de lo que creemos imposible, lo lo que creemos necesario de lo que creemos innecesario y lo creemos válido de lo que creemos indebido. Son los valores.

Los valores son aquellas creencias particulares que nos indican lo que es importante para nosotros (lo que tiene valor). Los valores tienen que ver con todos los actos de nuestra vida y no solo con lo trascendental. Nos permiten tomar decisiones del tipo de si nos comemos un taco más o no, si asistimos a una reunión o no, si le ponemos el cuerno a nuestra pareja o no y si ponemos una bomba en un lugar público o no.

Así mismo, nuestros valores nos permiten aceptar o rechazar las cosas que suceden en nuestro entorno. Por nuestros valores aceptamos o rechazamos que unos niños se vayan de pinta, que una persona suba o baje de peso, que un adolescente se masturbe a dos manos, que un grupo de chavos punks se vista de un modo y se pinte el pelo, que una pareja homosexual se bese en un lugar público o que un guerrero musulmán mate ingleses en el metro.

Nuestros valores, al ser un producto de nuestro modelo de la realidad no son inamovibles, eternos o absolutos. Los valores son una creación social y cambian cuando cambia la sociedad que los creo. Si queremos ser admitidos en un grupo social específico (una familia, una pandilla, una empresa, una religión, etc.) debemos adoptar sus valores para ser aprobados. Es decir, podemos cambiar nuestros valores a voluntad.

Los campos de nuestra vida son tan amplios que los valores asociados a ellos pueden ser opuestos sin que nos demos cuenta hasta el día en que deben actuar simultáneamente y se contraponen. Un conflicto de valores se presenta cuando tenemos que tomar una decisión en la que entran en juego distintos aspectos de nuestra vida que consideramos importantes y que no sabemos definir cuál tiene más importancia que el otro (cuál tiene más valor). Así, entramos en conflicto cuando se contraponen nuestra necesidad de hacer una tarea escolar y nuestras ganas de salir a jugar; nuestro gusto por la comida y nuestras ganas de mejorar la figura; el amor a nuestra pareja y una amiga hermosa y coqueta; las opiniones encontradas del Ing. Cárdenas, López Obrador y el Subcomandante Marcos; nuestra posición ideológica entre la detestable invasión de Irak por las fuerzas de Bush y Blair y la respuesta brutal del terrorismo contra civiles inocentes.

No existen valores buenos o malos, ni se puede definir cuáles son mejores que los otros porque cada civilización, cada grupo social y cada individuo tienen los valores que su modelo de la realidad le impone. Bush está convencido de la bondad religiosa de su cruzada contra el terrorismo (que además le permite hacer jugosos negocios con las armas, el petróleo y la reconstrucción de lo que destruye); y los que ponen las bombas en el Metro, los que asesinan niños que tienen la mala costumbre de pedirle chocolates a un soldado norteamericano, están convencidos de la bondad religiosa de sus actos justicieros.

Los valores se miden no por su bondad sino por su utilidad. Una sociedad produce los individuos que tiene dotándolos de los valores que los hacen ser como son. Una sociedad atrasada cultural, económica o tecnológicamente tiene los valores adecuados para ser así. Un pueblo explotado tiene los valores que le permiten permanecer así. Todas las revoluciones presuponen un cambio en los sistemas de creencias y valores de la sociedad.

La ecología es un buen criterio para decidir nuestros valores: ¿es bueno para mí, para mi familia, para la sociedad, para la humanidad en su conjunto? Estas preguntas pueden ser suficientes para nosotros, pero no olvidemos que un terrorista es un fanático y puede contestar que sí a todas ellas. Y cuando digo terrorista incluyo a Bush y compañía.

2 Comentarios:

Blogger Abraxas dijo que...

Hola Chito, te comparto

Una vez, un hombre desenterró una estatua de mármol de gran belleza. Se la llevó a un coleccionista que amaba todas las cosas bellas y se la ofreció en venta. El coleccionista la compré a precio elevado. Y se separaron.
Y cuando el hombre se fué a casa con su dinero ,pensó y se dijo a si mismo: "cuanta vida significa este dinero ¿como puede dar alguien tanto por una piedra muerta, esculpida, enterrada en la tierra durante mil años" Y el coleccionista contemplaba la estatua y se decía; "Que hermosa , cuanta vida, el sueño de una gran alma y fresca como el dulce sueño de hace mil años" ¿Cómo puede dar alguien todo a cambio de dinero sórdido y muerto?
GIBRAN GALIL GIBRAN

2:33 p.m.  
Blogger Luis David dijo que...

Querida Abraxas:

Bellísimo y verdadero.

Te amo

2:44 p.m.  

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