miércoles, febrero 14, 2007

La Fortuna del Águila


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Es una visita constante. Se deja venir desde la sierra del Tigre y allí, en La Fortuna, se dedica a dar vueltas sobre las huertas y los cañaverales en un ir y venir suave, sin prisas, casi melódico.

La figura majestuosa del volcán preside el paisaje y se refleja imperturbable en la superficie cristalina de la laguna de Zapotlán. Allá, a lo lejos, un rayo de sol se filtra por entre las nubes iluminando una figura caprichosa perdida entre las montañas. “Es la Media Luna” –me informa don Alfonso, el mismo que una vez tuvo que apagar allí un incendio que casi le cuesta la vida. “Desde Zapotlán el Grande se puede ver mejor la forma porque de aquí es tan sólo un cerrito más” –me dice apenado.

Cuando recorremos el caminito de la Herradura, aparece de tanto en tanto sobre nuestras cabezas, siempre apacible, siempre vigilante. Aprovecha con maestría las corrientes ascendentes y, en una reserva magistral de energía, se mantiene en vuelo sin apenas aletear. Desciende en busca de algo y vuelve a subir o se aleja para aparecer de nuevo momentos después. “Son aguilillas” -me dijo una vez don Alfonso. “Estos son sus dominios, siempre han estado aquí”

La Fortuna está en la cola de la sierra del Tigre y eso, dicen los lugareños, le confiere condiciones climáticas especiales. Las aguacateras comparten el paisaje con los cañaverales y no es raro ver por allí algunos papayos llenos de fruta junto a los árboles de guayaba cuajados de aromas mágicos. El paisaje pródigo e imponente invita al recogimiento, a la contemplación y al silencio.

En las tardes, la laguna se transforma en un espejo que lanza contra mis ojos semicerrados toda la luminosidad hiriente del atardecer y, una vez pasado ese momento, se convierte en un espectáculo de sombras y colores caprichosos hasta que la penumbra gana la partida y la laguna se duerme envuelta en un manto negro arrullada por el canto de los grillos

Por las noches la profunda oscuridad es apenas rota por los reflejos lejanos de las luces de Zapotlán. El brillo impresionante de las constelaciones milenarias atestigua indiferente e inmutable nuestra presencia efímera y asombrada.

Cuando amanece, una gruesa placa nebulosa se asienta inamovible sobre la laguna hasta que los primeros rayos del sol la dispersan difuminando la campiña y haciendo que por unos momentos se desaparezca todo alrededor al quedar envuelto en un rocío volátil que navega envolviéndonos en su nubosidad acariciante y fresca. Cuando se despeja el panorama, los patos y las garzas regresan a poblar la superficie transparente del agua y el día se va inundando de sonidos familiares.

Y entonces vuelve a aparecer el águila. Su vuelo señorial y alerta nos acompaña durante la caminata por la Herradura recordándonos que estamos aquí sólo bajo la autorización especial que nos ha concedido para el día de hoy.

6 Comentarios:

Blogger tlacuiloco dijo que...

Que delicioso texto.
Quiero, cuando ya este en las últimas y si es que la vida me regala una muerte sencilla en mi cama o a la sombra de algun árbol , vengas a despedirme platicando, dibujando con palabras y acariciando el tiempo con esa manera tan tuya de contar lo que, de otra manera, o se me ha olvidado o de plano nunca he visto.
Pero como esos tiempos espero que tarden en llegar, sigueme avisando de cada entrega en la Página de Contreras.
un abrazo.

3:49 p.m.  
Blogger Colibrí dijo que...

sabes que tío...solo confirmo así que a donde quiera que vayas, los lugares que camines, que recorras, tus ojos siempre percibirán la maravilla que se combina con tu maravilloso mundo interior, que juega con las lecturas, que las rehace.

y así vas tu, con tu universo padrísimo, transformando lo que tocas en algo que se transforma en ganas que quererte mucho, de quererte mas de lo que siempre te quiero (y ya es ufff..demasiado)

4:12 p.m.  
Blogger alonso ruvalcaba dijo que...

hermosa el águila, y hermoso el texto.

un abrazo, querido luis david

ps. pregunta pa tlacuilo, ¿ya borraste el blog?

10:38 a.m.  
Blogger Unknown dijo que...

Chito:
Un suspiro llenò un area de 15 metros a mi alrededor cuando leì este articulo.
Claro que es necesaario tener ojos para ver de esa manera y reconozco que esnecesario estar ahì para que se nos abràn a tales dimensiones.

La fortuna es un encanto.

Te recordamos con carino tua amigos Jaime y Chayo

2:33 p.m.  
Blogger Z. dijo que...

Bonita descripción de un lugar de poder. Saludos.

12:36 a.m.  
Blogger pk dijo que...

un texto que vuela como el a'guila que aparece en e'l. es un placer leer este blog (no sabes co'mo extranio la blogo'sfera entre semana). te dejo un abrazo fuerte.

1:52 p.m.  

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