viernes, mayo 24, 2019

A Miguel

Entre paredes le borda
la soledad de su pena,
la mujer que en el silencio
de su corazón espera.
Sombra que alivia la noche
de las montañas en vela,
viento que arrastra los sueños
cuando los ojos se cierran.
Llanto que mece la cuna
que la distancia permea
cuando la bruma desgrana
lluvia de lágrimas negras.
Versos que brotan silentes
en la humedad de tu celda,
gotas de sangre se vierten
en el soplo de un poema.

Baja al portal, pastorcillo,
por las calles de Orihuela,
luna de plata en la mano
y en la mirada una estrella.

luis david