Todos somos López

Cuando una opinión nos parece correcta o incorrecta no se debe a que sea correcta o incorrecta en sí (que puede serlo) sino a que coincide o no con la nuestra. Difícilmente vamos a considerar correcto algo que va en contra de nosotros. Eso nos pasa a todos.

Por otro lado, aquí hablamos de posiciones ideológicas (meras interpretaciones de la realidad), y no de la verdad absoluta. Lo más cercano a la verdad sería la ciencia pura, pero ya sabemos que eso tiene poco que ver con las ideologías y con nuestro pensamiento casero.

En estas cosas no asumo tener la razón y quiero pensar que todos hacemos lo mismo. Simplemente atendemos a las situaciones como a nosotros nos parece más adecuado. De allí la utilidad del debate para ampliar nuestros puntos de vista que, de cualquier manera, irán variando en el tiempo de acuerdo a nuestros cambios existenciales (no somos los mismos ni pensamos igual hoy que cuando éramos jóvenes y bellos) y a nuestras necesidades básicas (no son iguales las suyas que las mías o las nuestras que las de un indígena seri o que las de Carlos Slim).

Lo que buscamos al participar de alguna manera en política, aunque sea debatiendo, es conocer y conjuntar nuestras diferencias para buscar un sistema que nos incluya a todos, en el entendido de que ninguno envolverá nuestras demandas al cien por cien. Por eso queremos que el sistema, cualquiera que éste sea, se rija por patrones democráticos e incluyentes (cualquier radicalismo, de cualquier signo, va a dejar fuera a la mitad de nosotros y va a tener que consolidarse por medio de la represión o la eliminación física de los adversarios).

Y siguiendo esta linea, hoy por hoy, la única oportunidad que tiene la izquierda de tomar el poder está en manos de López Obrador. Nunca he creído que Andrés Manuel sea el Mesías o el redentor del pueblo oprimido (ese papel lo juega mejor, y de manera brillante, Marcos).

Tampoco creo que sea infalible o que todos sus proyectos vayan a funcionar como sería deseable. Tampoco creo que su gobierno vaya a ser la panacea para todos los males de la república y hasta creo que algunos se agudizarán por las inercias y las ineficiencias que se puedan presentar y porque el mundo globalizado y de capitalismo salvaje nos lleva hacia allá.

Lo que sí creo es que es el único que garantizaría un gobierno honesto, austero y con un combate frontal a la corrupción y a la impunidad a pesar de los Bejaranos y los Ponces que pueda haber en su equipo. Lo que sí creo es que si no votamos masivamente por la única opción de izquierda de este momento y le aseguramos no sólo su triunfo sino su mayoría en el congreso le va a pasar lo mismo que a Fox y ninguno de sus programas va a avanzar (y si gana es de desear que sepa escoger un mejor operador político que Creel... él sí tiene de dónde escoger). Lo que sí creo es que él es el único en todo el espectro de la izquierda que tiene alguna posibilidad de ganar.

Por eso sonríe... vamos a ganar

luis david