lunes, mayo 30, 2005

Las causas del racismo

Foro de Discusión
la jornada
30/05/2005



Las causas del racismo en el ser humano son un asunto complejo en el sentido de que no pueden ser analizadas de manera lineal o aislada. No existe la causa única que nos dé la respuesta a todas nuestras interrogantes.

El ser humano es producto de una evolución que le ha permitido adaptarse al medio y desarrollar capacidades superiores sin perder su condición animal. Una parte importante del encéfalo mantiene vivas en nosotros las respuestas primitivas y automáticas del instinto de supervivencia del tipo “ataca o huye” (si no te lo vas a comer, entonces córrele porque te va a comer). La defensa de la pareja, de la familia, de la manada y el miedo a los diferentes son reflejos naturales que están inscritos en nuestro código genético y en nuestro origen animal. Si un perro entra en el territorio de otro, va a ser atacado sin importar su tamaño, raza o condición.

No siempre es válido tomar como ejemplo el mundo animal para explicar o cuestionar las conductas humanas. La naturaleza, en sus distintos procesos de evolución, ha derivado en tal cantidad de seres diferentes que siempre vamos a encontrar un buen ejemplo que apoye nuestras teorías, y nuestro oponente va a encontrar los ejemplos contrarios con la misma facilidad. La evolución no es un proceso simple ni llega siempre a un mismo resultado. No es, ni tiene que ser, congruente con hipótesis alguna, sino con un sólo principio rector: la supervivencia del que mejor se adapte a su medio. Si eso contradice alguna de nuestras teorías sociales, es algo que a los animales les tiene sin cuidado. Cada especie desarrolla sus propias condiciones sociales de conducta y convivencia. Así, encontraremos grupos monógamos o promiscuos; pacíficos o agresivos; patriarcales o matriarcales; animales que protegen celosamente a sus crías y animales que las abandonan o, incluso, las matan; especies que cortejan a su pareja y otras que la violan (o que se la comen durante la cópula).

El ser humano, como una especie natural más, ha creado sus propios mecanismos sociales de convivencia y defensa. Y ha desarrollado además un cerebro sumamente especializado en el razonamiento de cuestiones filosóficas abstractas que dan lugar a todo tipo de creencias y valores antagónicos, que son legítimos únicamente en el contexto en el que fueron creados. De allí nacen nuestras religiones y nuestras ideologías (¿qué no son lo mismo?).

El ser humano, al desarrollar la capacidad del pensamiento abstracto, ha pretendido explicarse su existencia como ser y ha inventado todo tipo de intrincadas teorías ontológicas y bellísimas mitologías. Nuestra cosmogonía, pues.

Todos los grupos antiguos se asignaron un origen divino que los distinguía de los demás. Cada cual era una criatura de su Dios que lo había hecho para su loor y servicio. Fueron creados de polvo estelar, barro, masa de maíz y etc. Y en casi todas las lenguas antiguas se designan a sí mismos como el ser verdadero o el hombre verdadero. A todos ellos, su Dios les ha dado la heredad y la potestad de la tierra y sus criaturas, incluidos los otros seres humanos. Todos son, de alguna manera, el pueblo elegido. Éste es uno de los orígenes del racismo. Cualquier pueblo o cultura que se considere único en el mundo, tiene dentro de sí el germen del racismo. Que lo desarrolle o no, va a depender de agentes sociales y de poder sumamente complejos que exceden este espacio.

El racismo no tiene su origen en el color de la piel sino en factores culturales. Pueden ser tan racistas los blancos, los negros, los indios, los europeos, africanos, americanos y los asiáticos. El racismo por el color de la piel es sólo una manifestación de dominio social, cultural, económico y, generalmente, violento por parte de un grupo de diferentes que se sitúa históricamente por encima de los demás a través del ejercicio del poder.

Nuestras actitudes racistas son manifestaciones de nuestra cultura y, como tales, son inconscientes. No sabemos que lo somos a menos que adoptemos reflexivamente una ideología que lo promueva o lo confronte. Lo aprendemos desde la cuna con nuestros padres, la escuela, los medios de comunicación y etc. Actuamos así porque no sabemos actuar de otra manera y es probable que ni siquiera intuyamos que hay otras formas de hacerlo.

En Sicología se establece que no existen las equivocaciones ni los lapsus. Nuestras frases coloquiales son una expresión literal de la estructura profunda del pensamiento, sin importar la intención. El Presidente Fox dijo lo que dijo tal y cómo lo dijo y todos entendimos lo mismo, y no es porque seamos mal intencionados, sino porque lo dijo así. En la comunicación no existen los errores... sólo hay resultados.

Si el señor considera que no debe ofrecer disculpas ni aceptarlo como una pifia diplomática es, entonces, porque ni siquiera se dio cuenta de lo que hizo. ¿Y a qué se debe esto? ¿Por qué nos llega a pasar esto a todos? Tal vez la siguiente historia que recibí hace tiempo nos ayude a entenderlo:

Un grupo de científicos colocó cinco monos en una jaula, en cuyo centro pusieron una escalera y, sobre ella, un montón de bananas. Cuando un mono subía la escalera para agarrar las bananas, los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los que quedaban en el suelo.

Después de algún tiempo, cuando un mono iba a subir la escalera, los otros lo golpeaban y lo obligaban a bajar. Pasado algún tiempo, ningún mono subía la escalera, a pesar de la tentación de las bananas. Entonces, los científicos sustituyeron uno de los monos.

La primera cosa que hizo fue subir la escalera, siendo rápidamente bajado por los otros, quienes le pegaron. Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo ya no subió más la escalera. Un segundo mono fue sustituido, y ocurrió lo mismo. El primer sustituto participó con entusiasmo en la paliza al novato. Un tercero fue cambiado, y se repitió el hecho. El cuarto lo mismo y, finalmente, el último de los veteranos fue sustituido.

Los científicos quedaron, entonces, con un grupo de cinco monos que, aún cuando nunca recibieron un baño de agua fría, continuaban golpeando a aquel que intentase llegar a las bananas.

Si fuese posible preguntar a algunos de ellos por qué le pegaban a quien intentase subir la escalera, con certeza la respuesta sería:

“No sé, aquí las cosas siempre se han hecho así..."

¿Nos suena conocido?

Saludos
contreras

2 Comentarios:

Blogger maD dijo que...

me parece muy interesante lo de los monos.pero¿deberiamos cambiar nuestra naturaleza?
yo creo que si

12:47 p.m.  
Blogger oswaldo ramirez dijo que...

Hola mi nombre es Oswaldo
quiero agradecer al autor de la explicacion por su enfoque tanto en el tema como en la raiz de donde surgue. Lo felicito por que en mi opinion es una explicacion que logra llegar a la medula del tema y eso ya no lo encontramos en la mayoria de los articulos en la actualidad.

sin mas por el momento me despido de usted con un cordial saludo , gracias y buena suerte .

5:16 p.m.  

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