¡Chela por chela...!

Terminada la reunión, se dispersó la bola y nos lanzamos en la búsqueda de Adictum, que por teléfono nos pasó sus coordenadas. De allí nos fuimos al Samborn's de los Azulejos para encontrar a Judy y a Rodolfo y Leticia (papás de Hilda).

Ya allí decidimos que queríamos ir a chupar y el Gustavo nos llevó a la cantina Buenos Aires, allá por Motolinía, a donde llegamos al grito de "¡Alón, amigo, la raza está contigo!", pero ni por eso salió.

Ante la inevitable pregunta de "¿quién quiere chelear?", el entusiasmo se desbordó y los ánimos se alivianaron. ¡Que bonita familia!

Aprovechamos la ocasión para conocernos mejor y dejar de ser un mero nick en la pantalla. Es bueno saber que nuestros amigos tan queridos tienen un rostro y que la gente a la que admiramos puede estar sentada junto a nosotros.

Judith tuvo a bien infiltrar a una inteligente y aguerrida agente de Patricia Mercado y se armó la rebambaramba. Ayla compartió las chelas y los cacahuates con un grupo de pejistas irredentos y amenizó la tarde con su plática.

La discusión se puso buena porque todos, a cual más, tenían una opinión bien fundamentada y la hacían valer. Lo mejor era el ambiente de franca camaradería que privó en toda la tarde/noche.

Siempre es bueno encontrarnos enmedio de un momento tan importante para México. Siempre es bueno conocer a los amigos y escuchar su voz, ver sus ojos y conocer sus opiniones.

El viaje desde la hermana República de Tlaxcala valió la pena y amenaza con volverse costumbre.

Sabemos que habrá muchos más encuentros. Ya habrá manera de ir inventando los pretextos. El chiste es estar junto, que caray.