miércoles, junio 22, 2005

A veces me da por soñar

Foro de discusión.
la jornada
22/06/2005




Me gusta soñar que la mayoría de los mexicanos apoyamos las demandas del EZLN sobre los derechos de los pueblos indígenas de nuestro país. Me gusta soñar que también somos más los que estamos de acuerdo con la dirigencia zapatista en la estrategia de lucha mediática que han mantenido todos estos años. Me gusta soñar que casi todos nos damos cuenta de que este país solo será viable cuando todos los mexicanos seamos iguales de verdad ante la ley. Me gusta soñar, en fin, que nuestro México es uno, fraterno e indivisible.

Leí la carta del Subcomandante Marcos en donde se deslinda de todos los partidos y de todos los candidatos marcando cuales son las diferencias de criterios y de proyectos de la dirigencia zapatista con cada uno de ellos haciendo una serie de juicios de valor con los que podemos o no estar de acuerdo, pero que son totalmente entendibles desde su propia óptica y sobre todo desde la realidad que les toca vivir. Allí es donde queremos estar de acuerdo con ellos. Allí es donde todos los mexicanos tenemos un campo de labor extenso sobre el cual trabajar. Es allí donde le imaginación, los sueños y las acciones deben ganarle terreno a la realidad para abrir los horizontes de nuestro futuro.

Me llamó mucho la atención que aún cuando el Sup arrasa parejo con todos los posibles candidatos, la prensa decidió darle mayor importancia a sus comentarios sobre López Obrador (eso también nos indica cual es el candidato a vencer). Tal vez se deba a que en este momento se les puede identificar a ambos como los extremos del espectro de la izquierda mexicana (cualquier cosa que esto sea). Resulta curioso también que desde la derecha se considerara un triunfo que Marcos hiciera juicios severos sobre el Peje aderezados con una serie de calificaciones y comparaciones subjetivas.

¿A qué me refiero con “subjetivas”?

Por definición, cualquier opinión sobre cualquier tema es subjetiva porque parte de un análisis hecho desde un determinado punto de vista. Que la consideremos correcta o no, va a depender de nuestra posición en la geografía ideológica que abarca la opinión. La política, como todas las ciencias humanas, está colgada de una serie de consideraciones filosóficas que nos indican cuál es el punto de partida específico y cuál el final de la ruta que estamos recorriendo en el análisis.

Las diferencias entre las posiciones políticas de Marcos y Andrés Manuel son perfectamente entendibles si atendemos a la condición de cada cual.

Marcos ( y con él todo el EZLN) es ante todo un guerrillero y, por lo mismo, es alguien que va por cambios radicales en la praxis política actual y en las estructuras del poder. Está dispuesto a poner su vida en prenda por la conquista de sus ideales. Es alguien que ya rebasó las consideraciones personales, familiares y todo aquello que conforma su entorno individual cediéndolo para los fines colectivos que persigue.

El primer día de 1994, el EZLN declaró la guerra al gobierno y al ejército mexicano y marcó con claridad cuales eran los fines de la insurrección y cuales los alcances de su lucha. La respuesta del ejército mexicano fue contundente, acorraló de inmediato a los indígenas en sus posiciones de montaña, y la inferioridad numérica y logística de los zapatistas nos hizo temer lo peor. La presión ciudadana de México y la incongruencia de que un país que presume por el mundo su pasado indígena estuviera enfrentando a soldados indígenas con guerrilleros indígenas en una lucha fratricida sin futuro, obligaron a las partes a negociar de manera rápida lo que se puede considerar una tregua. El EZLN de manera brillante, y gracias a la enorme capacidad de análisis político y el manejo poético de la palabra del Subcomandante Marcos, adoptó una estrategia de medios que conmocionó la política mundial y nos convenció a muchos de la bondad de sus posiciones. Ahora nos avisan que se han reestructurado y que piensan emprender acciones, sin especificar a qué se refieren, y se deslindan de todo y de todos quedando de nuevo dueños de sí y para sí. No sabemos que va a pasar.

Andrés Manuel es un luchador social de vieja historia desde su pasado priista hasta su posición actual como precandidato natural de la izquierda democrática del país. Es un personaje polémico y polarizador que se ha mantenido en los límites de la ley y algunas veces al margen de ella, pero siempre a favor de las causas que considera justas. La toma de los pozos petroleros en Tabasco (que tanto molesta a sus críticos) nos da una idea de hasta dónde está dispuesto a llegar para conseguir el triunfo en su lucha contra la injusticia y la desigualdad. No es un guerrillero y, por lo tanto, dentro de sus esquemas hay límites marcados de lo que supone posible y lo que no. Es un político arraigado a su pueblo que busca más o menos los mismos cambios del EZLN a través de una estrategia democrática.

De manera coyuntural la izquierda mundial se a movido al centro porque es la opción más viable para acceder al poder. Eso no es algo que le deba gustar a la izquierda tradicional y mucho menos a los grupos guerrilleros que, de manera natural, se mueven en el extremo radical de la misma. Pero así es y en eso es en lo que estamos.

La falta de respuesta de Andrés Manuel a los señalamientos de Marcos es entendible en el sentido de que una discusión o ruptura mayor entre ambos sólo beneficiaría a sus adversarios. Y conviene recordar algunos militantes de la izquierda consideran políticamente incorrecto hacer comentarios negativos contra el EZLN en su papel de representante de los indígenas.

En política es muy importante la oportunidad y el momento en que se hacen los movimientos tácticos de cada grupo. Para la izquierda democrática la manifestación de las posiciones del EZLN a través del comunicado de Marcos puede resultar inoportuna para el momento de definición actual. Pero los zapatistas tienen su propio calendario y a él se atienen.

De manera lamentable, nuestros legisladores no tuvieron la capacidad de resolver a favor de los indígenas la aprobación de los Acuerdos de San Andrés y se diluyó una maravillosa oportunidad de encontrarle una salida decorosa a esto. Si algún viso de solución tiene la problemática indígena en México, parece ser por medio del triunfo de AMLO. Esto, presumiblemente, va a tardar más de los quince minutos reglamentarios, pero aparenta ser la única oportunidad real de solución. Marcos lo sabe y no sería raro, dadas las acciones que piensan emprender, que quiera deslindar al peje de cualquier cosa que lo pueda involucrar. Pero esto es una mera especulación ante la falta de noticias más certeras. Marcos tambien deba ya de haberse dado cuente de que cuando interviene en tiempos electorales fortalece más a la derecha. El voto del miedo hizo presidente al gris Zedillo.

Ante tanta inquietud, yo creo que merecemos un país unido, en el que todos los mexicanos, sin importar razas, colores, religiones o ideologías, podamos resolver nuestras discrepancias por medio del diálogo y la concertación. Yo creo que merecemos un México en donde la riqueza esté mejor distribuida y la brecha entre ricos y pobres sea tan pequeña que nos cueste trabajo encontrarla. Yo creo que nuestro México está más allá de nuestras diferencias y que el futuro está en nuestras manos. Tal vez suene a utopía pero, qué le vamos a hacer... me gusta soñar.

Saludos
contreras