viernes, julio 15, 2005

Votos mexicanos desde el extranjero

El congreso mexicano aprobó con 455 votos a favor la minuta que permitirá la reforma de las leyes electorales del país y que concede el voto a los mexicanos que viven en el extranjero. Esta es una necesidad largamente aplazada y que no se había concretado.

Se calcula que aproximadamente veinte millones de mexicanos residen fuera de nuestro país, de los cuales tal vez cuatro millones estén en condiciones de ejercer su voto. Los requisitos son contar con credencial para votar con fotografía y estar inscrito en el padrón electoral, tener un domicilio fidedigno en el cual recibir la boleta electoral y registrar su intención de votar ante el IFE antes del 15 de Enero del 2006.

Los posibles electores registrados recibirán por correo certificado y con acuse de recibo, su material para votar y en un sobre rotulado incluido (por ahí dicen que con todo y timbres de Memín Pinguin, por supuesto) deberán regresar su boleta marcada para ser recibida hasta una fecha límite anterior al día de la elección. Todos los sobres que se reciban después de esta fecha serán destruidos sin abrir. El mismo día de la elección se constituirán las mesas de escrutinio con las urnas para los votos provenientes del extranjero que se clasificarán y se contarán para ser incluidos en el cómputo final. Con esta medida se evita el temor que existía de que los votos foráneos pudieran desviar un resultado ya contado con los consabidos conflictos postelectorales.

A mí me surgen muchas preguntas de difícil respuesta.

¿Cuántos de los mexicanos, residentes legales en el extranjero, cuentan con credencial de elector? Y si tomamos en cuenta que la credencialización es un trámite que sólo se puede correr en territorio nacional: ¿Cuántos se dejarán venir antes de las fechas límite para obtener la suya? ¿Y cuántos se irán a tomar la molestia de inscribirse a tiempo para recibir su material electoral? Y si la mayoría de ellos vive fuera del país y ya han legalizado su estadía allá porque difícilmente piensan en volver, entonces: ¿A cuántos de ellos les interesa votar para elegir un presidente que no los va a gobernar? Y si los candidatos tienen restricciones legales para hacer campaña en el extranjero: ¿Cuántos conocerán a los candidatos y sus propuestas? ¿En base a qué van a votar?

Y con respecto a los inmigrantes ilegales, que son la mayor parte, resulta todavía más difícil encontrar respuestas firmes. Los residentes ilegales trabajan allá por lo general con documentos falsos y difícilmente se van a identificar ante alguna autoridad (aún por correo) para declarar un domicilio y todos sus datos fidedignos. Se podrían volver visibles y localizables para los servicios de inmigración norteamericanos. ¿Cuántos se van a jugar su permanencia allá con tal de ejercer su derecho al voto?

En los tiempos de la hegemonía priista se consideraba que los que salían del país a buscar nuevos horizontes, se iban inconformes con el gobierno por la falta de oportunidades y las pocas o nulas posibilidades de obtener un buen trabajo o un mejor salario aquí y, por lo tanto, su voto en el extranjero siempre fortalecería a la oposición ( en parte, por eso se retrasó tanto tiempo la reforma). Hoy, cuando el PRI ya no gobierna nuestro país, muchos mexicanos se siguen yendo por falta de oportunidades a buscar fortuna en los Estados Unidos y la inconformidad ya se democratizó. Ahora están enojados con todos y el voto sigue siendo para la oposición.

Algunos partidos han hecho las cuentas alegres y ya contabilizan a su favor un porcentaje importante de esos cuatro millones de posibles electores, pero se calcula, por la experiencia de eventos similares en otros países, que difícilmente votarán más del cinco por ciento de ellos (si el abstencionismo es pavoroso aquí, cómo será desde lejos)... aunque puede haber sorpresas.

Ahora bien, ante tan bajas expectativas, el costo de la organización, logística, personal, papelería y demás eventualidades: ¿será proporcional a los resultados?

Tal vez lo que justifique todo este trabajo sea el ineludible derecho que tienen todos los mexicanos, sin importar su lugar de residencia, de ejercer su voto libre y secreto e influir en los destinos su país. Ese es un derecho que todo estado moderno debe reconocer e impulsar. Y aunque fuera sólo por esta razón, bienvenida la reforma.

Saludos,
contreras