Miles Davis & John Coltrane- SO WHAT
La magia del jazz. Sólo para melómanos
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Esto de la Resistencia Civil Pacífica nos tiene a todos nerviosos. ¿Será correcto lo que estamos haciendo? ¿Tenemos derecho a estorbar los derechos de los demás? ¿Estaremos generando aversión cuando lo que necesitamos es simpatía?
lucha más insidiosa y pesada que existe. Consiste en situarse en el límite mismo de la legalidad al usar los derechos civiles evitando la violencia. De lo que se trata, entre muchas otras cosas, es de generar ruido y presión. El descontento y la incomodidad que causan son su mejor arma. No importa cuántos asistan a un plantón, siempre serán más los que no asistan y se sientan agredidos legítimamente en sus derechos. No importa cuántos participen en una marcha de apoyo, siempre serán más los que no participen y se sientan estorbados en su vida diaria. Es su descontento el que va a generar la urgencia de resolver el conflicto de alguna manera. El escándalo mediático que están creando los medios de comunicación y las “Buenas Conciencias” es el mejor aliado de los que están protestando.
El chiste está en resistir a la presión popular que se genera legítimamente para circular libremente por la ciudad. El truco está en no ceder a la buena conciencia que todos llevamos dentro y que nos pueda llevar a pedir o a exigir que se le baje al tono a la protesta y se traslade ésta a las aceras o a las plazas en donde no estorbe y termine volviéndose invisible. El asunto es aguantar el cansancio y el aburrimiento. A eso le apuestan Calderón y su grupo.
Esto apenas inicia y todavía falta mucho para llegar a donde queremos llegar. Las acciones de Resistencia Civil Pacífica se irán modificando de acuerdo a las circunstancias. Se pueden endurecer o aminorar. Eso depende de los resultados que se vayan logrando. Abandonar las calles para pasarse a las plazas o a las banquetas no puede ser una graciosa concesión gratuita. Algo se tiene que ganar primero.